sábado, 21 de mayo de 2011

Poemas dormidos para almas despiertas. (Extracto.)




Otra mentira


Júzguenme ustedes que pueden,
pues ya queman con sus ojos mis libertades
y a todos pues señores que me reprenden
los juzguen con igual solemnidades.

Pues fue mi palabra tan libre como la suya
y la suya también fuese libre como la mía.
Si en ambas dos ardió la puya,
¡Pudo existir entonces! Tan maña hipocresía.

Déjenme pues que una vez juzgado
y habiendo hecho fruto de mi vejez,
pueda pensar como he pensado
que no hubo peor mal, en mi camino andado
que el trozo que dejé, pendiente de mi volver.

Déjenme que por mi afán, recaiga en mí la disciplina.
Pues jamás he temido al castigo,
que más temor hizo en mi alma la mentira
y el abrazo traidor de un fiel amigo.

Pues jamás tan oscuras fueron las veredas
en este mundo de penas y de verdades,
donde se han quemado más banderas
allí donde se masticaban, tan absortas libertades.

Y ahora cual perro herido, que no entiende de palabras,
empeñado siempre en multiplicar por diez,
guarda silencio ¡Que no calla!
Mientras dibuja en la blanca pared,
la rúbrica métrica ya sentenciada,
por la palabra y la toga de un Juez.

Pues si mi libertad es la de hacerte daño,
¡Quiera Dios no sea por mis redaños!
Tan mera gilipollez…





José Manuel Rodríguez Viedma

Con otras miradas...

Con otras miradas...
La mitad del silencio

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