martes, 30 de junio de 2009

Ignorantes con denominación de Origen.



Ignorantes con denominación de Origen.
30 de Junio de 2.009
Los conozco, están en todas partes. Esperando el momento justo para saltar de la rama de su desdicha, hacia otro mundo de colores, que jamás pintaron sus manos, incapaces de encontrar sus propios pinceles. Actúan sigilosos, como aves de rapiña buscando el cargo que engrandezca sus apellidos. Deseando salir en la fotografía, junto al lobo de caperucita o mejor aún, escudriñándose bajo el refajo de la abuela, escondiéndose de las luces y de las sombras.
Están en todas partes. Tendiendo la mano al mejor postor y otorgando la mejor de sus sonrisas, mientras apuñalan con sus mandíbulas malolientes, el cuello de sus confesores. Deambulan de norte a sur, inventándose a cada momento un nuevo camino, que los lleve al trono de la deshonra. Martilleando con frágiles versos, inocentes corazones que pusieron sobre ellos la confianza de la palabra. Economistas que ejercen de usureros y se refuerzan bajo los sin sabores de una gloria, que crean a su imagen y semejanza. (Si Dios los viera.) Crecen en todas partes, sin acabar jamás de hacerlo, pero sabiendo que perdieron la inocencia de la infancia, cuando lanzaron la piedra y escondieron la mano.
Pobres ignorantes. Lo son. Simplemente por estar en el lugar equivocado y a la hora precisa. Pobres, por tener un nombre impropio que dejan de utilizarlo cuando se llaman a gritos y pobres, por adorar la incultura de sus conciencias, tanto o igual que a sus propias carnes. Recuerdo las palabras que el tío Cecilio (de mi amigo Nicolás), proclamaba cada vez que algún individuo de estos, se le cruzaba ante la mirada cabizbaja con la que la edad, premiaba aquel rostro abandonado ya, por la yaga y la arruga de la edad. “No es ignorante el que no sabe y en cambio busca las soluciones a costa de sus propios perjuicios, sino aquel, que al saberse ignorado, hace de la verdad, una falsa solución, para no sentirse perjudicado.”
Están en todas partes. Estoy seguro. Esperando el flash de la cámara fotográfica, como frágiles esculturas de sal, que giraron su espalda ante la llamada del amigo fiel que los esperaba. Ignoran que no hay lugar para guardar aquel anuncio de periódico, donde aparece su rostro grisáceo, entre otras gentes que jamás sabrán que existieron. Porque el olvido se ha adueñado de sus nombres ya, sin pena ni gloria. Están allí, en el instante justo y la hora precisa, en el que debe de salir el pajarito y repita sus nombres entre el canto de alguna que otra gallina, perdida en el desierto de sus quietudes. Sin moverse, para no salir desenfocado, ante las frases inequívocas que el tiempo olvidará hacerlas inmortales.
Sonrían caballeros. Es vuestro el presente y cómodo el camino que os invita a salir adelante. ¡Con paso firme! mientras os titubean los pensamientos. ¡Sonrían caballeros! tienen el mundo en sus manos y ahora gira al entorno de sus caprichos. No hagan caso a nada, ni a nadie. (El mundo está lleno de catedráticos sin fortuna.)
Mientras sus ignorancias se enriquecen, en el país de los sabios y prudentes... no hay lugar para salir en la foto.
José Manuel Rodríguez Viedma




"El mundo no está en peligro por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad" Albert Einstein

Con otras miradas...

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