miércoles, 13 de agosto de 2014

Poesía en el Laurel (La Zubia)

 
 
 
Se detienen las sombras.
Quieto el viento y naufragada
la vela ante el destierro.
Ya solo quedan los suspiros.
 
Se detiene la mezcolanza
de una sonrisa, y un llanto,
bajo la rama verde de un laurel
se arrastra bajo las sillas.
 
Solo hay un poeta dormido
en el balcón entreabierto,
y una estrella desorientada
en la forja de una baranda.
 
¡Vuelve! que yo te espero.
 
En mi piel solo el viento y tú,
sois el el dueño de mi albero
y mi manzana.
 
 
J. Viedma


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