DOS Y DOS

Todo está dicho sin abrir la
boca. Todo es silencio en un puro grito de sazón y fuego. Todo es inmortal y
nuevo, desvarío e inconciencia, calma y desasosiego en la mente turbia de los
mortales. Ya no importa nada ni nadie. Hemos llegado hasta aquí. Puestos los
píes. Acariciada el alma.
Son dos y dos tus ojos y los
míos. Un solo y extraño beso ha venido a vernos. Era nuevo. En mis manos he
hallado las tuyas temblando y no hacía frío. He puesto las mías junto a ellas.
Se ha parado el mundo en otro giro de reloj y han cantado las en punto los
minuteros y las campanas. Hemos visto esconderse la alondra en el nido
entrelazado de nuestros dedos y sentido estremecerse todo el universo sobre la
cárcel de nuestros huesos.Tanta fuerza era impensable. Toda
gramática entre la matemática y la ciencia.
Tan solo una lírica mezcolanza
con la luz y el agua de aquella fuente. Con tus ojos y los míos, tus manos y
mis manos. Se calló el viento y la rama.
Acudió un ángel para rendirnos cuentas. Sumó a la luna y al sol... múltiple
extraño. Dos y dos.
José Manuel Rodríguez
Viedma
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