viernes, 6 de noviembre de 2009

Cuando el agua habla.




Cuando el agua habla



A lo mejor si guardo silencio,
escucho el sonido del agua
o la escucho hablar, melódica,
risueña, enamorada.

¿Pero el agua habla?
El agua se desliza por la piel,
por la rosa y la rama.
El agua apaga la sed,
por la ribera del alma.

El agua es el aliento,
que le falta a una mirada.
Duda entre ser un afluente
o un rió que muere en la playa.

Y al encontrarse desnuda
navegando por tu cara,
el agua se hace velero
y el velero nostalgia
y la nostalgia un te quiero
y el te quiero una palabra
y mi palabra un beso
y el beso un trozo del alma,
que al ponerla frente a tu risa
quiere beberse tu lágrima.

Lagrimas como rosas,
rosas engalanadas
desde este balcón de los Mártires,
donde veo sentada a Granada.

Lucecillas multicolor,
que se encienden y se apagan
unas por falta de amor,
las otras de amor derramadas
y al fondo la mano de Dios
que las enciende con la mirada.

Granada vestida de noche,
Granada vestida de agua
dibujada entre pinceles de bronce,
esculpida a cinceladas de plata.

Eres como una enorme caseta
a la que no le falta de nada,
sus farolillos rojos de embrujo,
su blanca luna callada.

Con sus dos ríos prohibidos
que forman su negra baranda.

Eres como una caseta,
que formada en la distancia,
a unos los llenas de esperas
y a otros los desesperas
con abanicos de nostalgias.

Tu vestido de negra noche,
tus zapatillos de albero,
tus decorados de vida,
tus realidades de sueño,
tus manantiales de vino,
tus arrayanes de fuego
y hasta el aire que respiro,
en este que hacer pregonero
me hace sentirte caseta,
que a Dios se escapo desde el cielo.

Y desde allí… ¡Desde allí versos de Lorca!
Verso que muere en poema
y siembra romanceros gitanos
en el llamador de su puerta.

Desde allí Carlos cano
siendo flor de hierba buena,
descuelga su fado de amor
haciendo con sus manos la flor,
guirnalda de primavera.

A lo mejor si guardo silencio,
escucho el sonido del agua
o la escucho hablar, melódica,
risueña, enamorada.

¿Pero el agua habla?
¿Hablar…?
¡Grita... sueña... canta!

¡Si, Benítez Carrasco!
Maestro de la palabra,
los agujeritos que tiene el cielo,
unos los hacia tu perro
con su muletita de plata.

Pero los otros… ¡Los otros serán caseta!
serán caseta en Granada
que en la gloria un casetero
ante Dios y su mirada,
encajándose el sombrero
que San Pedro le entregara,
encenderá el portón de la Feria
ante el hermoso suspiro del agua.


José Manuel Rodríguez Viedma

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